

“Todos, sin lugar a duda, somos bisexuales”
MIREIA DARDER
Entrevista para El Punt Avui
Por Mercè Ribé
19 de marzo de 2014
Doctora en psicología y cofundadora del Instituto Gestalt, entre otras muchas cosas. Hace años que estudia e investiga la sexualidad en general y, en particular, la forma en que la viven las mujeres. Ahora publica ‘Nacidas para el placer’, un libro donde, además de desnudarse, rompe muchos tabúes con la esperanza de que la mujer recupere el deseo y se libere.
¿Hacía falta un libro como éste?
– La mujer aún no ha aprendido a disfrutar con toda la capacidad que puede hacerlo. Venimos de generaciones de mujeres que han tenido que controlarse y ajustarse a un esquema patriarcal que dice que las mujeres buenas no tienen deseo. Esto es un peso enorme y, aunque hemos avanzado, todavía arrastramos. De hecho, hacen falta tres generaciones para que una costumbre pase a los genes y se transforme en comportamiento aprendido.
¿Cree que las adolescentes todavía tienen que controlarse?
– Hablo de estructura social, y no sé hasta qué punto esté la adolescente de hoy tan liberada, o si no está esperando encontrar un príncipe azul y tener una pareja monógama, aunque en realidad tenga muchas otras posibilidades.
¿Otras posibilidades?
– Funcionamos a base de modelos, y lo que yo propongo es ir adentro, dejarme sentir para saber qué es lo que me gusta y lo que no, escucharme, tener en cuenta mis sensaciones corporales y mis sentimientos. Sólo desde allí podré escoger una sexualidad adecuada a mis necesidades, porque si actúo de forma liberal porque toca y espero tener una pareja monógama porque toca, no avanzamos nada. Si, en cambio, sé cómo es mi deseo y puedo salir al mundo desde aquí, el abanico de posibilidades de relaciones se ampliará muchísimo, porque la monogamia la inventaron los romanos cuando empezaron a tener propiedades y necesitaban dejarlas en herencia.
¡Usted se lleva por delante (se carga) el matrimonio!
– [Se ríe] Es que biológicamente estamos programados para tener más de una relación al mismo tiempo, ¡tanto hombres como mujeres! Los genes del ser humano se parecen mucho a los de los bonobos y los chimpancés, más que los genes de un elefante africano a los de un elefante de la India. Somos genéticamente igualísimos y ellos tienen relaciones totalmente abiertas.
Además del matrimonio, ¿rompemos el actual esquema de familia?
– Es cierto que todo esto no se puede romper si no hay un apoyo comunitario detrás. Nosotros hemos basado el apoyo en la pareja y la familia, y está claro que esto no tiene ningún sentido si no existe el apoyo de una comunidad que sostiene a los hijos. Y todo esto si uno quiere, porque también puede haber gente que le guste la monogamia. Que cada uno escoja lo que quiera.
Más que ir tres generaciones adelante, volvemos a la época hippie, ¿no?
– Es ir aún mucho más atrás, a un modelo anterior al del patriarcado, que sólo representa un 15% de la historia de la humanidad. En sociedades donde no hay un modelo patriarcal -como en las mujeres en el norte de China o algunas culturas que viven en el Himalaya- las mujeres ejercen el sexo y su deseo igual que los hombres, y eso es lo que yo quiero. No sé cuál debe ser el modelo, pero es evidente que lo que tenemos es muy rígido.
¿Qué tabúes rompe el libro?
– Decir que todos, sin duda, somos bisexuales; que a través del sexo se puede llegar a la espiritualidad; que la plenitud sexual te conecta con el cosmos. Plantear las relaciones abiertas. O la prostitución, no entendida en el modelo patriarcal en el que se explota y se obliga a la mujer, sino como alternativa por gusto…
Me ha parecido un libro del siglo XXI escrito con lastres del siglo XX.
– Es que es cierto que hemos avanzado mucho y seguramente, aunque conscientemente creemos que no tenemos lastres, sí que los arrastramos inconscientemente.
La educación sexual que se da debe de tener algo que ver.
– Se enseña la reproducción sexual, pero nunca nadie te dice que produce mucho placer y que hay orgasmos… Hasta ahora nunca se había estudiado cómo era el clítoris y la respuesta sexual femenina, y resulta que las mujeres responden mucho más rápidamente que los hombres ante un estímulo sexual. Somos mucho más rápidas que los hombres y tenemos mucha más plasticidad, el problema es que no estamos conectadas con el cuerpo y no nos damos cuenta. A diferencia de los hombres, tenemos el único órgano que existe pensado sólo para el placer, que es el clítoris.
De ahí el título del libro…
– Sí, porque la capacidad de la mujer es el placer, y estamos diseñadas para tenerlo, pero muchas veces no lo hacemos porque nos han dicho que es el modelo que toca.
¿Los cánones de belleza reprimen?
– Mucho, y no sólo eso, hay un corsé invisible y sutil en el que estamos mucho más inmersas lo que creemos. Intentamos ser perfectas en todo: buenas madres, buenas esposas, buenas profesionales, sexies… y nos agotamos, nos estresamos y perdemos el deseo. Hay que cambiar el concepto y creernos que ya somos divinas, que ya somos perfectas.
Idioma original: catalán
Traducción al castellano: Cecilia Larrosa.
Nacidas para el placer: https://mireiadarder.com/libros/